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Un buen fundraiser no solo recauda fondos ni pide dinero para apoyar las causas de las ONG, sino que también construye relaciones y crea vínculos con las personas.
Si yo, ahora mismo, tuviera que contratar a alguien, no me importaría que CV tuviera, ni donde hubiera estudiado, tan solo buscaría una cosa: la capacidad de conectar con las personas.
Y en este mundo cada vez más conectado, las personas que pueden construir relaciones son las que tienen el futuro asegurado. Así que no importa dónde te lleve tu camino, puedes estar seguro de que tu experiencia en fundraising te ha preparado bien para el futuro.
Un buen fundraiser es una persona que crea relaciones
Analizando mi carrera en fundraising, he llegado a conclusión de que he cambiado profundamente mi visión del campo: un buen fundraiser es, en esencia, una persona que crea relaciones. No me refiero solo a las relaciones transaccionales que se forman cuando alguien hace una donación, sino a las conexiones más profundas que se forjan cuando las personas comparten una visión y se comprometen a trabajar juntas para hacerla realidad.
Por eso, un buen fundraiser tiene el futuro asegurado.
Los fundraisers más exitosos que conozco son aquellos que entienden que cada donante es un individuo único, con sus propios valores, intereses y motivaciones.
Son personas que se toman el tiempo para conocer a sus donantes, para entender lo que les importa y por qué eligieron apoyar su causa. Y son personas que entienden que el fundraising no es solo una cuestión de pedir dinero, sino de construir relaciones que puedan perdurar en el tiempo.
La habilidad de crear relaciones es la más demandada
La habilidad de crear y mantener relaciones no solo es esencial en el fundraising, sino que también es una de las habilidades más demandadas en el mundo profesional de hoy.
Es algo que la Inteligencia Artificial nunca va a poder hacer y, por ende, reemplazar tu trabajo.
Ya sea que estés vendiendo un producto, liderando un equipo, gestionando un proyecto o simplemente tratando de convencer a alguien de tu punto de vista, la capacidad de conectar con las personas a un nivel más profundo es una habilidad invaluable.
Pensemos en el ejemplo de un vendedor.
Un vendedor que puede forjar una relación sólida con un cliente es mucho más probable que cierre una venta que uno que simplemente presenta los hechos y cifras del producto. Esto es porque las personas no solo compran productos, las personas «compran» relaciones.
Compran la confianza y la seguridad que viene con saber que están haciendo negocios con alguien que entiende sus necesidades y se preocupa por su satisfacción.
Lo mismo ocurre en el liderazgo. Los líderes más efectivos son aquellos que pueden conectar con sus equipos a un nivel personal, que pueden entender sus motivaciones y preocupaciones y que pueden inspirarlos a dar lo mejor de sí mismos. Y estos son exactamente los tipos de habilidades que se desarrollan y perfeccionan en el mundo del fundraising.
La técnica se aprende, las relaciones se cultivan
En cualquier profesión, hay ciertos aspectos técnicos que se pueden aprender: cómo usar una herramienta específica, cómo seguir un procedimiento particular, cómo interpretar ciertos tipos de datos. Pero las habilidades de relación, las habilidades que te permiten conectarte con otras personas a un nivel profundo, no son algo que se pueda aprender de la noche a la mañana.
Se cultivan a lo largo de toda una vida de experiencias, interacciones y reflexiones.
El fundraising, con su énfasis en la creación de relaciones, ofrece una oportunidad única para desarrollar estas habilidades. Cada conversación con un donante, cada interacción con un voluntario, cada encuentro con un colega es una oportunidad para aprender, para crecer, para mejorar en el arte de conectar con los demás.
Un futuro asegurado
Así que si has trabajado en fundraising, ya sea como telemarketer, fundraiser a pie de calle, o en cualquier otro rol, tienes una base sólida para triunfar en cualquier sector profesional que te propongas.
Las habilidades que has desarrollado -la capacidad de entender a las personas, de conectar con ellas, de construir relaciones duraderas- son habilidades que están en alta demanda en todos los campos.
Para un reclutador de Recursos Humanos, un buen fundraiser puede aportar a cualquier puesto de trabajo.
Los fundraisers están acostumbrados a interactuar con una variedad de personas, lo que les confiere habilidades interpersonales sólidas y una gran capacidad de adaptación a diferentes contextos y personalidades. Además, la capacidad de un fundraiser para forjar y mantener relaciones sólidas puede ser un activo valioso para cualquier organización. No solo se trata de un indicador de habilidades de comunicación excepcionales, sino que también demuestra una capacidad para empatizar, escuchar y entender las necesidades de los demás.
Para un jefe que busca contratar a alguien que marque la diferencia en su empresa, el valor de un fundraiser puede ser aún más evidente.
La habilidad de un fundraiser para cultivar relaciones y conectar con una amplia gama de individuos puede ser crucial en el mundo de los negocios, donde las relaciones sólidas pueden abrir puertas a nuevas oportunidades, mejorar la reputación de la empresa y fomentar la lealtad del cliente.
Los fundraisers no solo son buenos comunicadores, sino que también son inspiradores y motivadores, capaces de movilizar a las personas en torno a un objetivo común. Estas son cualidades que cualquier jefe valoraría en un empleado.
Pero más allá de eso, estas habilidades también te preparan para la vida en general. Te permiten forjar conexiones más profundas y significativas, te permiten entender y apreciar las perspectivas de los demás, y te permiten moverte por el mundo con una mayor empatía y comprensión.
En resumen, te permiten vivir una vida más rica y gratificante.
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